Friday 19 December 2008

Sobre la naturaleza humana

Ver/leer las noticias no sólo te ayuda a saber qué es lo que pasa en el mundo, sino a entender por qué pasa lo que pasa en el mundo.

El otro día vi una grabación de cómo un perro se atrevía a cruzar una autopista de tres carriles para rescatar a otro perro que había sido atropellado. Aunque el perro que yacía en el pavimento estaba moribundo, el primer can no dudó en arriesgar su propia vida hasta llegar al agonizante chucho (y digo chucho desde el cariño). Efectivamente, el perro ya estaba muerto, pero su rescatador lo arrastró hasta sacarlo de la carretera sorteando los vehículos.

Esta mañana mientras desayunaba mis cereales de disonaurios de chocolate me ha dado tiempo de ver dos noticias en la tele. La primera hablaba de una mujer que había sido maltratada (incluyendo apuñalamiento) por su marido. El marido está en la calle tan tranquilo mientras ella apenas sale de casa y si lo hace es un con spray de pimienta bajo la manga. La segunda noticia era la condena de cinco años a una madre que había maltratado a sus hijos de 2 y 4 años, ante la mirada impasible de cu cónyuge, condenado a dos años y medio por ser cómplice en el maltrato. Esto me lleva al caso de la niña Alba y a lo que escuché el otro día: una mujer había vendido a sus dos hijos para hacerse una liposucción.

Teniendo en cuenta la historia del perro y las demás noticias he llegado a la conclusión de que el ser humano tiene atrofiado su instinto de supervivencia y está destinado a extinguirse. Como dijo una vez Octavia Butler, si el ser humano es capaz de tragarse que con la carrera de armamento nuclear vamos a estar más seguros, es que hay algo malo en nosotros como especie. No es que haya individuos malos, no, es que hay algo en nuestra especie que no funciona bien.

¿Cuántos humanos harían lo que hizo el perro? Nosotros sacaríamos el móvil y llamaríamos a los servicios de emergencia, pero claro, no es lo mismo encontrarse un perro tendido en la carretera que un ser humano. El perro al rescate se dejaba llevar por el instinto de supervivencia de la especie, pero nosotros nos guiamos por el instinto de supervivencia del individuo, y así nos va. De vez en cuando deberíamos dejarnos llevar por el instinto animal en vez de por la inteligencia humana (sie es que esto no es un poco paradójico).

Parece que desde que estudio el ecofeminismo (y ya cansa escuchar eco..¿qué?) me he sensibilizado un poco más con ciertos temas y me he vuelto más escéptica con respecto al ser humano.

Wednesday 10 December 2008

Vampiros del Ego

Los vampiros existen y están entre nosotros. Nos contemplan perdonándonos nuestras insignificantes y mortales vidas. Hay muchos tipos de vampiros y hoy quiero hablaros de uno de los grupos más temibles: los Vampiros del Ego, más temibles aún que los Vampiros de John Carpenter.

Los Vampiros del Ego no pueden caminar a la luz del día, ni siquiera cuando el cielo está nublado.

Los Vampiros del Ego no juegan al béisbol, ni siquiera sabiendo que su celeridad puede hacerles campeones de las ligas infantiles.

Los Vampiros del Ego no se fijan en chonis poligoneras, no, ellos buscan objetivos más elevados como las forrapelotas (uno y dos) o la bufacas.

Los Vampiros del Ego son fáciles de encontrar porque siempre están los mismos sitios, no porque sean vagos y repetitivos sino porque son muy fieles a sus lugares de reunión.

Los Vampiros del Ego suelen reunirse de noche, en lugares oscuros rodeados de una neblilla maloliente producida por el humo del tabaco.

Los verdaderos Vampiros del Ego cierran la noche en el bar que les da nombre, allí acorralan a sus vícitmas con todo tipo de artimañanas y les chupan la sangre (a falta de poder chupar otras cosas)...

Entre los Vampiros del Ego hay todo tipo de criaturas. Uno de estos vampiros, que ya abandonó la vida vampírica es conocido con el nombre de Fidalgo. Este vampiro aterrorizaba a sus víctimas con la conducción temeraria, sacando fotografías interminables que robaban las almas de los fotografiados y gritando desde la ventanilla de su coche: ¡BOMBÓN!

Otro de los Vampiros del Ego más conocido es "el Luis ese", también conocido como LRC, como Luisan, o Tuiti. Éste es uno de los más peligrosos ya que su técnica de ataque pasa desapercibida a los ojos de las pobre jóvenes que son su vícitmas. LRC baila con celeridad hasta que su víctima no puede evitar imitar los movimientos del vampiro. Es entonces cuando él adopta la posición "me sangra la nariz" y echa la cabeza hacia atrás levantando el brazo derecho. La víctima, ya dementada, no puede sino seguir al vampiro en su frenético baile colocando el cuello a su merced. LRC aprovecha ese momento para clavar sus colmillos de forma casi imperceptible....



Las conversaciones de los viernes causan estragos la semana siguiente. Esto es parte de nuestro manifiesto anticrepúsculo. Y como dijo Mazo: "el ego no es un bar, es tierra santa".