Monday 31 March 2008

Jugando al tejo

Tira la piedra. Salta y la recoge.

Cuanto más lejos la tira, más le cuesta ir y volver sin caerse o salirse del trazado.

Pero cuanto más lejos va, el juego se hace más emocionante.




Tira la piedra hasta el 10 y la piedra cae en el centro. Salta a la pata coja hasta la casilla y recoge la piedra. Se gira con la piedra en la mano y contempla el trazado de vuelta.

No sabe qué hora es. Simplemente es tarde, pero no le importa porque siempre le ha gustado más la noche que el día. Ella siempre habla demasiado, pero esa noche se deleita escuchando su voz mientras le observa, asimilando cada palabra y cada gesto. Le estudia mientras habla, si sonríe o se sorprende. Con la mirada perfila su frente, su nariz, sus labios, tratando de retener su imagen. Podría preguntarle mil cosas pero si lo hace sabe que luego se sentirá estúpida, infantil...pero da igual porque al final siempre pregunta. Sabe que las cosas no son como esperaba, y desde luego no como le gustaría, pero atesora el momento porque sabe que la vida no es más que una balanza en la que enfrentas buenos y malos momentos. Atesora éste porque sabe que es efímero, que no es real, y que vendrá seguido de un mal momento.
Pronto todo acaba, pero ella ya lo sabía, y aún así le molesta, quizá incluso le moleste más porque ella ya lo sabía. Uno de sus impulsos la empuja a seguir caminando, con el orgullo herido. Sólo desea que el asfalto fuera hierba húmeda bajos sus pies descalzos, sólo desea eso y dejar de ser como es, o serlo menos...Llega a casa y abre la caja de los besos no dados para guardar unos cuantos mientras empuja los que ya había para hacer más hueco.
Se mira en el espejo del baño y se da cuenta de lo insignificante que es. No quiere que los malos momentos pesen más que los bueno porque sabe lo que significa...Piensa esto mientras se gira y mira la bañera.Una sonrisa irónica envuelve sus labios.

Abre los ojos y se da cuenta de que está fuera de la casilla número 10. No recuerda haber hecho nada mal, no recuerda haber tropezado ni haberse torcido. Baja la otra pierna y se sale del trazado hasta la posición incial.

Tira la piedra, primera casilla. Salta y la recoge.

Elen síla lúmenn' omentielvo






1 comment:

Gellar said...

Lo bueno que tiene la Rayuela es que cuanto más juegas, más maña coges. A veces no somos nosotros los que nos salimos de la casilla, sino factores externos los que desdibujan las líneas de separación; como ese niño que disfruta haciéndonos sufrir borrando la tiza con su balón.