Wednesday 9 April 2008

Sobre el amor platónico

Me gustan los días como hoy, y no porque me gusten los días en que voy a depilarme los brazos porque implican momentos un poco dolorosos, aunque luego quedan tan suaves....puedo pasarme horas tocándome (los brazos, señorita Gellar, los brazos). Que me pierdo...

Me gustan los días como hoy porque está lloviendo y creo que estoy incubando algo, porque estoy medio atontada. Por eso he pensado: "No hay un día mejor para escribir algo cursi que cuando incubas una enfermedad".

Esta tarde he visto el primer capítulo de la cuarta temporada de Battlestar Galactica (aún sigo esperando la llegada de mi querido Lee Adama) y como sigo leyendo la trilogía que habla de la historia de Orgullo y Prejuicio pero desde la perspectiva del protagonista masculino....he decidido ser pastelosa.

¿Qué tiene el amor platónico que nos entontuna tanto? Y ya no hablo de sólo el amor platónico a un actor/personaje conocido, hablo del amor platónico per se. Yo he tenido muchos amores platónicos y uno de los primeros que recuerdo es el actor Jonathan Brandis (que se suicidó), de Seaquest; pasando por Jonathan Rhys Meyers en The Tudors; hasta James Bamber en Battlestar Galactica...Dentro de lo malo, y para la felicidad de Cepa y Álvaro, el Duque no me gusta, es demasiado machista para mi feminismo.

El amor te lleva a hacer cosas raras que luego recuerdas con una mezcla de ternura y vergüenza ajena: escribir cartas de amor y plastificar un bonobús con 15 años, asomarte a la ventana todos los días a la misma hora, cambiar tu trayecto para "forzar un encuentro casual", ver películas/escuchar música que te recomiendan, destrozar amistades...¿Y todo esto por qué? Por amor...(por amor al prójimo, porque este tipo de cosas no son buenas para el amor propio)

El amor platónico es divertido, te hace sentir como cuando tenías quince años, te inspira y te deja atontada, como yo con la incubación de lo que sea que tengo. Lo del amor platónico para alguien como yo es divertido, la frustración me ayuda a escribir, me inspira, y supongo que me ayuda a entenderme mejor??? (bah, qué noñez)

Sé que me lo he autoprohibido, pero quizá un día de estos recaiga y vuelva a ver Orgullo y Prejuicio. O quizá vuelva a escribir cartas de amor, ver películas que jamás vería por mí misma o "forzar encuentros casuales". Me gusta la mezcla de frustración y platonismo porque soy enamoradiza; porque me gusta contemplar fijamente a mi amor platónico sin pensar en que sólo es platónico; porque prefiero las noches que acaban con un beso y los días que empiezan con una sonrisa; porque a pesar de la frustración, el desengaño y la decepción, piensas que las cosas no siempre son así.

Reivindico el derecho a la cursilería, reivindico el derecho a Jane Austen y a todas las noñeces que se me puedan ocurrir. Reivindico el juego de miradas, el cortejo sin palabras y los besos que se pierden en el rechazo.

Reivindico el amor platónico. Pero siempre con moderación.


3 comments:

Anonymous said...

Suponía que no te gustaba el duque, aunque también supongo que puedes mentir, para llevarle la contraria al mundo. Jajaja.

Reconócelo, es arrebatador. Por lo menos el actor, no el putero y narco. No me creo la razón que das.

El amor es un sentimiento estúpido que te lleva a hacer cosas que no harías jamás. Lo engrandece todo hasta un punto enfermizo e insano. Tal vez, que sea platónico e inalcanzable, le da ese puntillo de ensoñación que necesitas, pero con el tiempo acaba destrozándote.

Es interesado como cualquier otro sentimiento...yo me arrepiento de muchas cosas que he hecho, o dicho. Ahora veo que no merecían la pena, y que todo al final, acaba convirtiéndose en la misma mierda de siempre.

No se, me gustaría volver a tener esa edad, y no haber sido tan imbécil y pusilánime.

Pd: Me quedo con el Jonathan Rhys Meyers de Matchpoint, o de Velvet Goldmine.

Eneriel said...

Reconozco que el actor que interpreta al Duque esta de buen ver, aunque prefiero a Rhys Meyers.

En cuanto a lo de arrepentirse de ciertas cosas, yo tengo una filosofía para eso (quizá sólo para autoconvencerme) pero nunca me arrepiento de lo que hago, a veces me arrepiento de las maneras...Es como lo de que el fin no justifica los medios, pues algo así. No me arrepiento del fin, pero sí de algunos medios que he empleado. Más que arrepentirme, aprendo de mis errores, que son bastantes porque tiendo a ser bastante impulsiva...

A ver cuando te vienes a vernos, je.

Anonymous said...

En eso concuerdo contigo...

Pues sí, a ver si me paso lo antes posible. Tengo síndrome de abstinencia alcalaína.