Monday 19 May 2008

Sobre los mares y bajo el agua: un tributo a Edna Pontellier

Desde mi ventana veo mil mares, todos distintos, únicos. Unos están más lejos, y otros casi puedo tocarlos sin salir de casa.
Camino por mil orillas buscando un mar que me agrade, que me cubra sin ahogarme.
Descalza por la arena me acerco a la orilla, una débil ola llega hasta mis tobillos.
A veces me cuesta andar pero sigo mar adentro. Me gusta cómo las olas acarician mi cuerpo desnudo, a veces con fuerza y otras, con ternura.
El agua me cubre casi entera. Cierro los ojos y me dejo llevar por la corriente sin mirar atrás.
No tengo miedo, aún puedo sentir el aire en mi rostro y, si me pongo de puntillas, el suelo sigue bajo mis pies.
Podría bañarme en ese mar durante horas, flotar sobre sus aguas sin temor a ahogarme. Siempre hay suelo cuando piso, y las olas me hacen bailar a su ritmo.
Pero cuando quiero darme cuenta, es tarde. No hay tierra bajo mis pies.
Miro hacia arriba, el cielo está oscuro y yo me estoy hundiendo.
Intento salir a flote, pero las olas me empujan y no puedo respirar.
Entonces recuerdo la bandera roja, las sirenas varadas en la orilla, quienes se adentran en el mar y ya no vuelven...

Sobre la arena, me alejo de las olas porque sé que si me rozan querré volver a intentarlo.
Poco a poco respiro con normalidad y siento cómo el Sol seca el agua que resiste sobre mi agotado cuerpo.
El mar vuelve a estar en calma, como si nada...y yo casi no puedo tenerme en pie. Me tiemblan las piernas, pero voy de vuelta a casa con unas gotas que recorren mi rostro, quizá restos del mar, quizá lágrimas.

Me asomo a mi ventana y contemplo los mil mares, sólo que hoy no quiero bañarme. Me asusta tanto ahogarme que no sé si compensa acercarme a ellos.
Quizá algún día me canse tanto, que no me importe convertirme en sirena varada.
De momento, caminaré por la orilla con los zapatos en la mano.

Me siento Edna Pontellier, porque saber nadar a veces no sirve de nada.

No comments: